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El pasado lunes 17 de febrero de 2025, un contingente policial llegó al Lof Rapaco, compuesto por las familias Imil, Llaufu y Antri, con la intención de ejecutar un desalojo por «usurpación» según una orden emanada de tribunales chilenos. El operativo fue encargado a la unidad de Fuerzas Especiales de Carabineros. Sin embargo, la ineficiencia policial quedó en evidencia cuando se dirigieron al sector equivocado, ocasionando daños materiales, rompiendo cercos y letreros, e incluso obligando a una integrante de la familia—quien se encontraba con una menor de edad y una lactante—a firmar un documento sin conocer su contenido.
Este allanamiento se llevó a cabo pocos días antes de la consulta indígena en La Unión sobre la construcción de un hospital complementario, cuyas obras están detenidas por hallazgos arqueológicos. Para las comunidades, estos hechos no son casualidad, sino una estrategia de presión destinada a debilitar la resistencia territorial e influir en la consulta.
Resistencia y organización
El Lof Rapaco forma parte de la Alianza Territorial Daguipulli, una estructura de organización que agrupa comunidades y es guiada por autoridades tradicionales como Lonko, Ngenpin, Machi y Lewenngelu. Su objetivo es la defensa y recuperación de un territorio ancestralmente conocido como Ayllasrewel Daguipulli, que en la actualidad abarca las comunas de La Unión, Paillaco y Río Bueno.
La organización territorial de estas comunidades se basa en una distribución natural de los espacios, guiada por ríos, esteros, cerros y quebradas. Cada unidad productiva es gestionada por grupos familiares que trabajan en conjunto para aprovechar de manera sostenible las riquezas de la Ñuke Mapu (Madre Tierra).
Sagrado y protegido
Según el werken y presidente de la comunidad, Jaime Cortés, el Lof Rapaco ha ingresado una carpeta en junio de 2022 para declarar como sitio de significación cultural un territorio de 70 hectáreas, dentro del cual se encuentran 14 espacios de relevancia cultural para la comunidad, amparados bajo la normativa vigente de protección.
Cortés enfatiza que no existe conflicto ni ocupación ilegal que justifique el allanamiento, incluso la legislación chilena que opera sobre territorios ocupados los contempla.
Relatando lo ocurrido, el werken señala:
«Esta semana ingresó personal armado de Carabineros con tanquetas y un alto contingente con intenciones de allanamiento. Lo que hicieron fue destruir cercos y letreros. Llegaron a la parte de afuera del cerco, gritando, y fueron recibidos por una tía nuestra, quien estaba sola con menores de edad y lactantes.»
El procedimiento comenzó alrededor de las 08:30 hrs y se extendió por aproximadamente cuatro horas, incluyendo daños materiales y presión psicológica.
«A nuestra tía le hicieron firmar un documento sin darle oportunidad de leerlo. Destrozaron un cerco que cumple la función de controlar el tránsito de los animales de crianza, no un cerco delimitante»—explica Cortés.
Producción y soberanía
Consultado por www.waiwentv.net, el werken de la comunidad explicó que la decisión de proteger el territorio responde tanto a una conexión ancestral como a una organización económica comunitaria.
«Nuestro kupan (origen) proviene de las familias Lleufu, Antri e Imil, que han vivido ahí por generaciones. Nuestros abuelos cerraron el espacio de manera natural, como se hacía antiguamente, organizando unidades productivas colectivas entre el río Llollelhue y el estero Ralicura.»
Dentro del territorio existen más de 14 sitios de significación cultural, utilizados históricamente para ceremonias y actividades económicas. Entre ellos, destaca un conjunto de piedras tacita escalonadas, utilizadas durante la época del saqueo como lavadero de oro.
«Somos agricultores y crianceros. Nuestro territorio es utilizado para la producción de alimentos y la crianza de ganado», agrega Cortés.
Sin embargo, las divisiones internas causadas por agentes externos han generado dificultades en las reivindicaciones. Aun así, las 10 familias agricultoras del Lof cuentan con escrituras vigentes, obtenidas a través de asentamientos campesinos.
«Nuestra abuela y sus hermanos diseñaron un sistema de defensa con puntos fijos para evitar la reducción del territorio. En cada proceso reivindicatorio hay una raíz ancestral. Nos basamos en esos argumentos para sostener la soberanía de nuestro territorio, que es saqueado permanentemente por el latifundio y empresas extranjeras.»
ATD: un frente en resistencia
Finalmente, el werken Jorge Cortés resalta la importancia de fortalecer la Alianza Territorial Daguipulli, que actualmente agrupa las comunidades de Rapaco, Loncotregua, Llancakura, Río Bueno y Cudico.
«La alianza acoge las demandas de las comunidades, permitiendo gestionar en conjunto las acciones y establecer una planificación territorial en los espacios recuperados.»
Cortés concluye señalando que la autonomía de la nación mapuche implica una organización ancestral fuerte, capaz de sostener las demandas territoriales frente al Estado chileno y los intereses económicos que amenazan su soberanía.
Por Raigan Nawel