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Desde Barcelona, la ciudad que ha sido cuna de pensamiento, resistencia e identidad frente a los embates de la historia, saludamos al pueblo mapuche y al Parlamento de las Autoridades Ancestrales. En vosotros resuena la voz de quienes han defendido la tierra, la cultura y la dignidad ante los embates del poder económico y político que, desde tiempos coloniales hasta la actualidad, han intentado borrar vuestra soberanía y autonomía.
La lucha por la industrialización del agro en Wallmapu es un hito histórico que va más allá de la resistencia: es una afirmación de existencia y futuro. El impulso de un modelo de desarrollo productivo basado en la soberanía alimentaria y en la gestión responsable de los recursos naturales no solo beneficiará a las comunidades mapuche, sino que servirá como modelo de referencia para los pueblos indígenas y movimientos de justicia económica en todo el mundo. El avance hacia una economía autónoma, sostenible y equitativa es una esperanza para todos los que creemos en un orden económico más justo y humano.
Sin embargo, no podemos ignorar los obstáculos que se alzan contra este proceso. La declaración precipitada de quiebra de Agrícola Dos Ríos, en la cual el Grupo Matte y su banco, el BICE, tienen una responsabilidad directa, no es una simple maniobra financiera. Se trata de una acción calculada para sembrar incertidumbre, dificultar la consolidación del modelo agroindustrial mapuche y, en última instancia, perpetuar el control oligopólico sobre el territorio. Esta estrategia, disfrazada de lógica empresarial, es en realidad un atentado contra la paz social y el derecho de un pueblo a decidir sobre su futuro económico.
El caso de Agrícola Dos Ríos nos recuerda que los grandes poderes financieros continúan actuando como muros de oposición cuando los pueblos deciden sostener espacios de autonomía económica. Pero la historia nos ha enseñado que la voluntad colectiva y la determinación de un pueblo pueden romper estas barreras. La defensa del proyecto de desarrollo agroindustrial en el Wallmapu, para todos sus habitantes, no es solo una cuestión económica; es una reivindicación social y de justicia histórica.
Desde este rincón del Mediterráneo, donde también hemos conocido la opresión y la resistencia, expresar nuestro apoyo no es solo un acto de solidaridad, sino de compromiso con los valores de justicia y libertad. Que este proyecto sea un éxito depende no solo de la fuerza y determinación del pueblo mapuche, sino también del apoyo y la presión de todos aquellos que creemos en un mundo donde los pueblos decidan su destino sin las imposiciones de los grandes capitales.
Con admiración y firmeza, seguiremos atentos y dispuestos a hacer fuerza para que la semilla de la soberanía mapuche florezca y dé sus frutos. Porque la tierra que alimenta a un pueblo debe ser siempre una tierra libre, aunque al Grupo Matte no le parezca.
Por Arnau Estanyol