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Wallmapu es un territorio habitado por comunidades mapuche que se define por sus entidades territoriales. La ubicación y el traslado dentro de Wallmapu dependen de la voluntad de sus autoridades y de los compromisos adquiridos por las comunidades que tomarán posesión de esas tierras.
Tomando en cuenta los avances de las comunidades mapuche en la recuperación del Fundo Huite en Paillaco, se ha definido un modelo económico para acompañar la restitución de tierras. Este proyecto es impulsado por trabajadores, comunidades, la autoridad nacional ancestral mapuche y empresas asociadas. El objetivo es iniciar la producción desde el primer día en que se otorguen las tierras a las comunidades, garantizando su aplicabilidad y sustentabilidad.
Un modelo económico y la protección del territorio
La demanda por la restitución de tierras responde al reconocimiento histórico del despojo y la usurpación al que sometieron los territorios mapuche perpetuando el extractivismo como modelo de explotación. En este contexto, las comunidades han desarrollado un protocolo de actuación en conjunto con sus autoridades tradicionales. Cuando una comunidad con aplicabilidad proviene de otro territorio, se solicita la aprobación de la autoridad nacional ancestral mapuche para su arribo a un nuevo territorio, siempre y cuando existan ofertas disponibles.
En el caso del territorio de Paillaco, ante la urgencia de evitar un remate bancario, se definió el arribo de comunidades de Galvarino (Región de La Araucanía) para adjudicar las tierras actualmente protegidas. Lo innovador de este proceso es que son las autoridades nacionales de Wallmapu, junto con sus parlamentos, comunidades adjudicadas, trabajadores y empresarios, quienes han firmado acuerdos para implementar un modelo económico que ponga fin a la pobreza mediante un proceso de industrialización sustentable y regenerativa, fortaleciendo la autonomía y el pacto con la Ñuke Mapu.
El surgimiento del Gvlmen
La Nación Mapuche cuenta con una estructura tradicional de organización que ha perdurado por siglos. En esta estructura se encuentran el lonko, werken, ngenpin, machi y konas, así como el Gvlmen Mapu, cuya función es la organización del proceso productivo. Al Gvlmen Mapu se le asigna la administración de una unidad productiva con base en la generación de abundancia derivada del trabajo y el pacto con los ngen mapu, quienes otorgan buenas cosechas a cambio de la regeneración y fortalecimiento del suelo y otros elementos naturales.
José Antiñir ostenta actualmente el rol de Gvlmen Mapu, una responsabilidad que tendrá que reafirmar con la dirección de los procesos productivos en el Fundo Huite, actualmente en protección para su restitución a la soberanía de la Nación Mapuche. En este marco, Antiñir declara: «Como Gvlmen Mapu del territorio de Paillaco, reafirmo mi mandato y responsabilidad de salvaguardar estos territorios bajo nuestras formas tradicionales de gobierno y toma de decisiones», una postura que ha encontrado oposición en gremios y ONG contrarias a la autonomía mapuche.
Un Gvlmen en Kume Ulmen
La Corporación Agroalimentaria se creó hace más de un año para enfrentar la falta de inversión inicial en los territorios restituidos, un problema que la Conadi no resuelve al entregar tierras sin un plan productivo acompañante. La corporación busca la industrialización y manufacturación de la producción agroalimentaria, coordinando el trabajo de operarios, comunidades y empresas asociadas para establecer unidades productivas lideradas por el Gvlmen Mapu.
Antiñir enfatiza que «las autoridades ancestrales y sus parlamentos somos plenamente conscientes de que Kume Ulmen es un proyecto agroalimentario de industrialización sustentable y regenerativa, surgido por mandato de nuestras propias estructuras de deliberación en trawün, dentro de Ngulumapu». También subraya que «el proyecto Kume Ulmen nace desde la decisión soberana de las Autoridades Ancestrales del Ngulumapu, y su punto de partida es el territorio de Paillaco. Esto no es una coincidencia, sino el resultado de un acuerdo entre los sindicatos de trabajadores y la Nación Mapuche para garantizar la restitución de tierras y el asentamiento de comunidades de Galvarino, obedeciendo a una estrategia propia fundamentada en la soberanía de Wallmapu».
Proceso de negociación
Las unidades productivas donde operaba la empresa Chilterra en Paillaco han sido oficialmente asignadas a las comunidades mapuche. Antiñir señala que «este proceso fue resultado de una negociación civilizada y legítima entre la firma corporativa Chilterra y la Nación Mapuche, consolidado mediante un ritual ancestral denominado Epuñpule Poyewvn (pactos de protección de tierras). Este acuerdo es inamovible y cualquier intento de cuestionarlo o modificarlo no tiene cabida».
Las comunidades se asientan en estos territorios por decisión consultiva e incuestionable de la Nación Mapuche, siguiendo protocolos y principios de restitución territorial. «La ubicación de familias en estos territorios no depende de su origen dentro de Wallmapu, sino de su compromiso con la protección, producción y convivencia con la Ñuke Mapu. Wallmapu es uno solo», aclara Antiñir, quien define el destino de la unidad productiva, sus responsables y los trabajadores que ejecutarán el proyecto.
Alinear, concordar y comprometerse
José Antiñir hace un llamado a las autoridades ancestrales de Wallmapu a aumentar sus compromisos con Kume Ulmen: «Este derecho es inalienable y respaldado por acuerdos internacionales que la ONU reconoce sobre la autodeterminación de los pueblos indígenas. Wallmapu es uno solo, sin divisiones impuestas por terceros, sino con puntos de unificación determinados por nuestro propio pueblo. Cualquier intento de dividirnos o frenar este proceso será rechazado con firmeza».
Asimismo, enfatiza que «estamos creando un modelo económico que no pertenece a una sola comunidad o autoridad, sino que es una decisión y compromiso colectivo del Trawün. Cada autoridad y comunidad involucrada asume roles y funciones específicas para garantizar su implementación».
El camino está trazado. La reivindicación territorial y económica está en marcha, y los esfuerzos deben intensificarse para superar los obstáculos impuestos por quienes intentan detenerlos. «No permitiremos que nadie lo detenga. Kume Ulmen ha comenzado, avanzaremos con determinación», concluye Antiñir.
Por Raigan Nawel