La ocupación militar de Chile en Wallmapu se inicia en 1851, y sus instituciones representativas, junto con diversos voceros, persisten en endosar malintencionadamente la violencia a la nación mapuche. Un ejemplo claro de esto es el discurso de la parlamentaria chilena Gloria Naveillan y la ONG Campo Seguro, vinculada a gremios extractivistas que se benefician de las riquezas del territorio mapuche ocupado. Estas acciones buscan inflar prejuicios y reforzar narrativas discriminatorias.
El reciente titular del medio www.elibero.cl, “Mudar la violencia de La Araucanía a Los Ríos: temor por propuesta de Conadi de comprar 1.500 hectáreas en Futrono, Paillaco y Los Lagos”, cuestiona los procesos de reubicación de las comunidades mapuche. Este cuestionamiento ignora que dichos procesos se realizan bajo los marcos legales establecidos por el propio Estado chileno para la restitución de tierras usurpadas.
El discurso de la parlamentaria, lejos de buscar soluciones, evidencia un intento sistemático de perpetuar el conflicto, cegado por una visión que omite propuestas desarrollistas como el proyecto Küme Ülmen. Este modelo promueve la administración económica autónoma en tierras restituidas, basado en una planificación agroalimentaria industrial sostenible y regenerativa. Sin embargo, tanto Naveillan como la ONG mencionada atacan este tipo de iniciativas utilizando obstáculos y tácticas que les brinda el sistema chileno.
Soberanía, gobernanza y operatividad
La nación mapuche, a través de sus Autoridades Ancestrales, ha buscado incansablemente recuperar su territorio, combatir la pobreza y salvaguardar la soberanía sobre Wallmapu. Sin embargo, estas aspiraciones no encuentran eco en las instituciones chilenas, que parecen incapaces de fomentar un diálogo constructivo y resolutivo.
La inminente conmemoración del tratado de Tapihue, los días 6 y 7 de enero de 2025, marcará siglos de conflictos no resueltos, con un Estado chileno que sigue fallando en extirpar sus propias debilidades. Esto fomenta un temor al desarrollo de proyectos innovadores como el agroalimentario industrial liderado por las Autoridades Nacionales Ancestrales mapuche.
En busca de un entendimiento duradero, los dignatarios mapuche (lonko, Gvlmen, werken, ngenpin) han delegado a sus profesionales la tarea de crear un modelo económico para administrar las tierras restituidas. Así surgió Küme Ülmen, una institución dedicada a elaborar un plan estratégico para proteger los recursos, administrar la abundancia y trabajar en armonía con la Ñuke Mapu. Según José Antiñir Pindal, presidente ejecutivo de la Corporación Küme Ülmen, este modelo busca generar acuerdos entre las comunidades mapuche (soberanía), los trabajadores y empresas (operatividad y ejecución) y la Autoridad Nacional Ancestral Mapuche (gobernanza).
La propuesta representa un cambio de paradigma, promoviendo la industrialización sostenible y regenerativa como un medio para combatir el extractivismo, el abuso y la corrupción instalados por las instituciones chilenas en Wallmapu.
Afrenta periodística y parlamentaria
El proyecto Küme Ülmen ha ganado simpatías no sólo en Wallmapu y Chile, sino también en el ámbito internacional, atrayendo la atención de medios como la televisión alemana e italiana. Por ello, resulta particularmente indignante el titular publicado por www.ellibero.cl el 11 de diciembre de 2024, acusando de fomentar “violencia” en los terrenos que, durante tres años, han sido protegidos para el desarrollo de una unidad productiva en favor de la soberanía nacional en Futrono, Paillaco y Los Lagos.
Según José Antiñir, “ese medio de comunicación no hace más que contribuir al conflicto, inflando el sesgo de una parlamentaria como Gloria Naveillan, que utiliza el escenario que le otorga el Congreso para difundir un discurso odioso. Chile deberá responder institucionalmente por esos dichos”.
Antiñir reafirma que su rol no es político, sino administrativo: “Mi tarea es gestionar las abundancias de la Ñuke Mapu junto a mi equipo. Hago un llamado a la Autoridad Nacional Ancestral Mapuche y a los lonko para que emitan una carta de reclamo a Chile, exigiendo que pongan orden a su gente”.
Es fundamental recordar que la restitución de tierras en Wallmapu es un asunto que compete exclusivamente a los parlamentos mapuche y sus Autoridades Ancestrales. No se puede permitir que se utilicen fundamentos equivocados para vincular los proyectos de desarrollo con la violencia.
“La forma en que nuestra propuesta ha sido asociada con la violencia es preocupante, perpetuando visiones parciales y discriminatorias hacia las comunidades mapuche. Es inaceptable que, en pleno siglo XXI, se sigan estigmatizando sectores históricamente vulnerados, ignorando los esfuerzos por construir un futuro más inclusivo y equitativo”, señala el equipo jurídico de Küme Ülmen.
Por Huenumil Caniqueo