El merkén, un condimento tradicional de la cultura mapuche, fue recientemente reconocido como el mejor del mundo por Taste Atlas, una guía internacional especializada en la catalogación y reseña de sabores y platos tradicionales. Sin embargo, este galardón, presentado oficialmente como un logro de Chile, pone de manifiesto dos grandes amenazas: la apropiación cultural y el extractivismo. Mientras el reconocimiento recaía en el país ocupante, la industria extractivista, a través de compañías como la italiana IBC, controla su distribución, empaquetándolo para supermercados y limitando el acceso a mercados autónomos.
El merkén, elaborado con ají cacho de cabra secado al sol, sal de mar y un paciente proceso de ahumado, es un producto profundamente arraigado en la tradición culinaria mapuche. Su preparación respeta principios de sustentabilidad y regeneración, destacándose como un ejemplo de producción alineada con la armonía de la Ñuke Mapu (Madre Tierra). Este condimento se ubicó por encima de mezclas reconocidas como el garam masala de India y el za’atar del Líbano, consolidándose como un símbolo de la creatividad y riqueza cultural mapuche.
Variedades y Tradición
El merkén tradicional se basa en el ají cacho de cabra molido, su versatilidad ha dado paso a nuevas variedades que incluyen ingredientes como semillas de cilantro y harinas tostadas. Esto ha ampliado su uso, convirtiendo en un imprescindible en muchas mesas. Según Fernando de Ferari, creador de Maputrapi en Freire, “cada persona que se sienta a comer quiere el privilegio de sazonar su comida, un acto de decisión autónoma que conecta con nuestra esencia”.
Desde la industria regenerativa mapuche, se producen cinco variedades de aliños derivados del ají y el cilantro, complementadas con cremas, conservas y otros productos innovadores. Este enfoque integra prácticas sostenibles, respetando la relación con la tierra y garantizando beneficios para todos los involucrados: productores, trabajadores locales y consumidores.
La Amenaza del Extractivismo
La creciente popularidad del merkén atrajo el interés de la industria extractivista, con empresas como IBC, a través de su marca Marco Polo, apropiándose del condimento para distribuirlo en supermercados y controlar su comercialización en Chile y Wallmapu. Fundada en 1956 IBC ha expandido su portafolio con productos internacionales como Ferrero Rocher, Nutella y Van Camps. Esta estrategia no solo centraliza el mercado, sino que invisibiliza el origen cultural y ancestral de productos como el merkén.
La compañía IBC pertenece a la familia italiana Signorio Larzabal compuesto por los hermanos Mario, Francesca, Donatella y Chantal que tras la muerte del patriarca el 2009 enfrentaron una rencilla interna por la empresa con denuncias de fraude, desvíos de acciones y administraciones fraudulentas, sin embargo, tras acuerdo interno el 2018, por decisión familiar decidieron suspender los litigios por común acuerdo entre las partes.
El merkén no solo representa un triunfo gastronómico, sino también un símbolo de resistencia cultural. A pesar de las amenazas, la industria mapuche sigue apostando por la sustentabilidad y el cooperativismo para preservar su herencia culinaria. Este condimento, profundamente conectado con la tierra y su gente, sigue siendo una expresión viva de la creatividad y la autonomía mapuche frente a la apropiación y el extractivismo.
Por Raigan Nawel