Desde la voz de nuestros ancestros, guiados por los Ngen Mapu (Protectores, dueños y ordenadores de la Ñuke Mapu), les hablo hoy con el espíritu de quienes caminaron antes que nosotros. Los pueblos que componen la Nación Mapuche han tomado una decisión. No es una decisión de hoy ni de ayer; es una decisión que ha sido hablada en las rogativas, soñada por nuestros antepasados, y ahora es el momento de cumplirla.
El proyecto que hemos comenzado con la instalación de los Che Mamüll, es solo el primer paso. Estos Che Mamüll no son solo signos de producción; son símbolos vivos de nuestra conexión con la tierra, con la Mapu, y con las voluntades espirituales que nos han acompañado desde tiempos inmemoriales. Esta es la visión de nuestros mayores, una visión de vida, de futuro y de justicia para la nación mapuche.
Es obvio que hay fuerzas que se resisten. Los espíritus ya nos anticiparon que habría oposición, que algunos se interpondrán en nuestro camino. Esas fuerzas, esas individualidades que buscan que este proyecto fracase, intentan mantener a nuestra gente en la pobreza y la marginación. Quieren impedir que nuestro bienestar y el de todos los habitantes del territorio florezcan. Pero no estamos solos en esta lucha: los Püll’ü (espíritus) están con nosotros, trabajando desde el mundo espiritual, ayudando y haciendo su parte para derrotar a esas fuerzas que no quieren que este proyecto avance. Nos guían, nos fortalecen y nos muestran el camino, porque esta no es solo nuestra misión, también es la misión de quienes habitan en Wallmapu.
Este camino ya ha sido trazado. No hay vuelta atrás. Los lonkos, los Gvlmen, los machi, los werken, los ngenpin, y todos los espíritus que nos rodean han transmitido sus mensajes en los Pewmas (sueños). Este mandato viene de las voces antiguas que nos guían desde Wallmapu, desde la misma tierra, y que han sido recogidas por las autoridades ancestrales.
Nuestro proyecto de reivindicación productiva no es solo un acto económico; es un acto espiritual y político. Cada semilla que plantamos, cada animal que cuidamos, cada infraestructura que instalaremos es parte del combate que nuestros ancestros han comenzado y que, por mandato ancestral, nos corresponde continuar. El espacio productivo que administraba Chilterra es solo el inicio de lo que será un futuro más justo para nuestros pueblos, donde la tierra vuelve a estar en nuestras manos, como siempre debió ser.
El llamado es a cada habitante de Wallmapu, a apoyar este proyecto con fuerza y corazón. Este no es solo un proyecto de un grupo, es un proyecto de todos, guiado por las energías y los espíritus que nos acompañan para beneficio de todas las formas de vidas (Ixtro Fill Mongen). Sabemos que habrá quienes intenten detenernos, quienes trabajen en nuestra contra, pero también sabemos que la fuerza de nuestros ancestros está con nosotros. La Nación Mapuche ha tomado esta decisión, y en compañía de nuestros ancestros y espíritus, la llevaremos hasta el final.
No descansaremos hasta ver nuestra tierra libre y productiva, en manos de quienes la cuidan y respetan. Esto no es solo nuestra decisión, es la voluntad de los Ngen Mapu, de aquellos que ya no están (kuifikecheyem), de quienes han caminado con nosotros. Combatiremos cualquier fuerza que busque detenernos, porque sabemos que estamos en el camino correcto, el camino que nos dejaron nuestros ancestros. Nuestras vidas individuales que pasan por la tierra pasarán, pero cada acto de reivindicación será legendario para los espíritus de la Mapu que seguirán haciendo su trabajo junto a nosotros, hasta cumplir los objetivos.
David Rain
Ngenpin (Sacerdotico)
Autoridad Nacional Ancestral Mapuche