Más de 150 representantes de diversos pueblos originarios de América del Sur se reunieron durante tres días en Curarrehue, Wallmapu, para deliberar sobre la conservación, protección y distribución de las riquezas territoriales en el primer Congreso Internacional de Territorios Originarios. Con la nación mapuche como anfitriona, 12 pueblos originarios compartieron sus visiones y modos de vida, planteando exigencias para ser actores activos en las decisiones colectivas y comprometiéndose a fortalecer las acciones técnico-políticas en sus territorios. El objetivo es restablecer el «buen vivir» y desarrollar iniciativas que contribuyan al bienestar de las comunidades.
Durante el congreso, se presentaron diversas iniciativas de conservación impulsadas por comunidades y organizaciones originarias, adaptadas a las realidades políticas y administrativas impuestas por los Estados ocupantes. A pesar de las adversidades, la conservación de cosmovisiones y filosofías de vida, transmitidas oralmente, ha permitido crear instancias de fortalecimiento y acciones colectivas que resguardan la soberanía territorial, protegen las riquezas y administran las abundancias, siempre en armonía con la Ñuke Mapu (Madre Tierra).
Sabiduría ancestral
Los participantes reconocieron que, desde tiempos anteriores a la imposición de los Estados sobre sus territorios, han acumulado sabiduría para convivir con la biodiversidad, basada en una conexión espiritual que sustenta su «buen vivir». En su declaración final, destacaron que este conocimiento ancestral, transmitido de generación en generación, se refleja en prácticas culturales vigentes y en formas autónomas de organización sociopolítica que guían su relación con todas las formas de vida en la naturaleza.
El congreso también destacó el papel fundamental de las mujeres en la conservación y transmisión de conocimientos tradicionales, así como su contribución a la economía local, soberanía alimentaria, cuidado de la naturaleza, semillas, infancias y la comunidad en general.
Defensa de la biodiversidad
Los pueblos originarios reafirmaron que su defensa de la biodiversidad y los territorios no busca entrar en conflicto, sino promover un marco de respeto mutuo y garantizar sus derechos. Sin embargo, señalaron que los modelos extractivistas impuestos por los Estados generan violencia, criminalización y discursos de odio hacia quienes protegen la vida en sus territorios. Exigieron que la conservación de la biodiversidad se realice en condiciones de respeto, aplicando instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la OIT y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, para asegurar una participación simétrica en la toma de decisiones.
Los pueblos originarios hicieron un llamado a los Estados para que fortalezcan escenarios de paz y convivencia, garantizando sus derechos colectivos sobre la tierra y el territorio, el acceso a bienes naturales y la autodeterminación de sus prioridades de desarrollo. Asimismo, reafirmaron su compromiso de continuar y ampliar las acciones de fortalecimiento técnico-político en los territorios, promoviendo la participación complementaria de hombres y mujeres, así como la intergeneracional, en los procesos de defensa y conservación.
Rol histórico de las mujeres
Se subrayó la necesidad de que las mujeres ejerzan plenamente sus derechos y participen efectivamente en los espacios de toma de decisiones, en un marco de respeto y no violencia, para que puedan desarrollar sus capacidades y contribuir a la sostenibilidad de los territorios.
Finalmente, los participantes del congreso ratificaron su compromiso con el nuevo marco mundial de biodiversidad, destacando la importancia de la información fluida para mejorar las acciones y resultados hacia la protección de la soberanía territorial y todas las formas de vida.
Por Raigan Nawel